El manejo y la difusión de la información que publican los medios de comunicaciones tienen el poder de concientizar a la sociedad sobre el delito de Trata de Personas, pero la exposición de una víctima también puede interferir en el desempeño de las investigaciones para el rescate de una persona.
Los Medios masivos de comunicación son formadores de la opinión pública. Aunque los individuos no obtienen los datos para construir su opinión desde una sola fuente, las noticias periodísticas son el discurso central y privilegiado por la gente para tal fin.
La difusión de la problemática de la Trata de Personas les permite a los ciudadanos acceder a la información para conocer éste flagelo social. La tarea de construcción de los acontecimientos para la socialización y la constitución de la opinión pública implican un alto grado de responsabilidad por la capacidad de alcance y naturalización de los discursos más mediáticos.
Dos problemas graves acechan a la difusión del delito de Trata de Personas a través de los medios: su oferta y circulación como cualquier mercadería y, en relación directa, su espectacularización, que desplaza el eje de relevancia y trivializa el interés público.
El investigador de la comunicación, Aníbal Ford, dice que “hablar de una sociedad del infoentretenimiento es quizás una de las maneras de caracterizar ésta etapa de la sociocultural contemporánea, en la que la oferta noticiosa resulta un cóctel de información y entretenimiento, de temas intrascendentes, banales, escandalosos o macabros, de argumentación y de narración, de tragedias sociales comunicadas en tiempo de swing o de clip o narradas como películas de acción”.
Es importante tomar conciencia de que la Trata de Personas es un problema de todos; porque es un flagelo de base social que nos atraviesa y nos daña como sociedad democrática. El masivo acceso a la información cierta, confiable, veraz, oportuna y permanente, fundamentalmente sin censura alguna, a cerca de los derechos individuales y colectivos, como así mismo sobre el acontecer nacional e internacional, incide en la elevación de la dignidad y calidad de vida de las personas.
Esto, a su vez, permite a todos los estratos de la ciudadanía informarse, optar y participar en la toma de decisiones a nivel político, cultural, económico y social.
Es inaceptable que la información relacionada al delito de Trata de Personas se incluya en las secciones de policiales, ya que no sólo hablamos de “Marita”, sino de millones de mujeres y niños que son esclavos sexuales en nuestro país y en el mundo.
Esperamos que el periodismo actúe con ética profesional en el abordaje de las noticias respetando los derechos de las víctimas a reservar su identidad, a relatar una historia que permita prevenir y concientizar a la sociedad y, sobretodo, a mostrar a la víctima como “Víctima para evitar que la opinión pública las estigmatice socialmente y les impida abrir los brazos para reinsertarlas en nuestra sociedad.
Fuente: Fundación Marita Verón
http://www.fundacionmariadelosangeles.org
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